La formación del laicado en santiago de chiledesarrollo y evaluación

Resumen

La formación del laicado, que constituye la mayor parte de los miembros de la Iglesia Católica, es un tema poco estudiado desde el punto de vista de las ciencias de la educación. Sin embargo, resulta de capital importancia para entender la organización eclesial y el mantenimiento de su estructura, así como para su evolución y cambio, especialmente desde que los cambios socioculturales han provocado la necesidad de que el laicado se convierta en agente activo en el desarrollo de la misión de la Iglesia, como señaló el Concilio Vaticano II. Por otra parte, desde el punto de vista social y educativo, no se puede obviar la importancia de una formación que atañe a un amplio colectivo de ciudadanos, que inciden en la estructura de una organización tan relevante socialmente como la Iglesia Católica, que está orientada al desarrollo de las personas por encima de cualquier dimensión utilitaria y que tendrá, por lo tanto, efectos en muchas otras dimensiones de su participación social. La Arquidiócesis de Santiago de Chile cuenta con una larga tradición en actividades orientadas a la formación del laicado. Estas actividades se organizaron y estructuraron, a partir del año 2001, en el Plan de Formación para Laicos de dicha Arquidiócesis. Este Plan hace una propuesta integral para la formación del laicado atendiendo a la especificidad propia de la presencia en el mundo y a una concepción comunitaria y participativa de la Iglesia. El Plan se ha venido implementando en la Arquidiócesis desde su publicación y ha orientado la formación de al menos 20.000 personas. La presente tesis analiza esta propuesta formativa desde el contexto del rol del laicado en la Iglesia Católica y de la capacidad de la formación de producir cambios significativos en la vida de las personas y las organizaciones, y realiza una evaluación sistemática del Plan de Formación de Laicos tal y como se ha venido implementando, utilizando el modelo de Emergent Realist Evaluation (ERE) como un modelo especialmente indicado para evaluar programas de carácter social y democrático, en la perspectiva de la mejora social. La evaluación tiene como primer objetivo la mejora del programa y de la organización, y como finalidades secundarias, que contextualizan y sitúan las propuestas de mejora, la evaluación de la calidad y el valor del programa y la adecuación de la implementación realizada a las especificaciones contenidas en la propuesta general del Plan.