Entorno físico y educaciónhacia una pedagogía del espacio construido por el hombre

  1. Romañá, Teresa
Dirigida por:
  1. Alejandro Sanvisens Marfull Director/a

Universidad de defensa: Universitat de Barcelona

Año de defensa: 1993

Tribunal:
  1. Miquel Martínez Martín Presidente/a
  2. Jaume Sureda Negre Vocal
  3. Joaquín García Carrasco Vocal
  4. Fernando Hernández Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 37055 DIALNET

Resumen

El trabajo realizado intenta responder a un continuo de preguntas sobre el tema genérico, recogido en el título, de cómo conceptualizar las relaciones entre el entorno físico y la educación.En nuestra mente ha planeado, a menudo entre bastidores, una visión del problema cuyo principal elemento es el animal humano por excelencia: el niño. Sujeto, paciente muchas veces, de ocupación por parte de diversas disciplinas y entre ellas centralmente la pedagógica, que nos ha proporcionado el punto de arranque y el impulso inicial para nuestro trabajo.En el niño puede verse con más claridad que en el adulto la convivencia, no siempre pacífica, de su ser corporal, racional, social y mitológico. La incorporación a la cultura de sus mayores nos parece por otro lado la razón de ser del interés pedagógico. En su convivencia con los demás el niño va incorporando ritos y milos, visiones del mundo que le permitirán compartir un mundo de significados, comunicarse y participar en su cultura. Asimismo, los "otros" pondrán en marcha los mecanismos de rivalidad, protección, sumisión, apego.En todo este juego, el papel del escenario físico, el espacio y sus objetos, no es insignificante. No existe fenómeno teatral sin escenario y decorados, sin pautación del gesto, de la posición y del movimiento. El "gran teatro del mundo", que son en buena parte los lugares donde el niño habita, el escenario, es condición necesaria para su existencia. El niño habita en él con su múltiple naturaleza, y así podemos decir que el entorno físico posee múltiples significados para él, y que adaptándose como buen actor a un guión y un argumento previos, no deja sin embargo de recrear y crear en alguna medida tal historia en su proceso de construcción personal.Se puede decir que el trabajo que hemos realizado parte de estas consideraciones e intereses generales. Desde ellas, hemos ido adentrándonos en perspectivas más específicas como seguidamente explicamos.De hecho, por lo hasta aquí indicado, puede deducirse un doble planteamiento, o un doble propósito, en nuestro trabajo. En primer lugar, hemos querido comprender mejor el significado de las relaciones del ser humano y su entorno físico. En segundo lugar, nos hemos propuesto adjetivar pedagógicamente tal relación.El primer objetivo ha sido muy ambicioso. Podemos decir actualmente -en esta Introducción- que como lo requiere el género ha sido hecha al finalizar el trabajo- que creemos haber arañado algunas conclusiones, pero el reto sigue ahí.Hemos buscado en el primer capítulo de este trabajo -titulado Problemática Hombre-Ambiente. Aspectos generales- una vía de conjunción o de encuentro entre diversos modos de hacer disciplinares (biológicos, psicológicos, sociológicos, antropológicos) en esta problemática. Como resultado hemos descubierto, o mejor dicho redescubierto, algunos ejes básicos de ordenación que como coordenadas pueden permitir que naveguemos con ciertas garantías. Y hemos encontrado también que algunos problemas no resueltos al respecto penetran a las ciencias humanas, sea cual sea su provincia.Abordar el tema de las relaciones hombre-ambiente, del que las relaciones hombre-ambiente físico son una importante parcela, desata viejas polémicas. Objetivismo, subjetivismo e interaccionismo son todavía opciones vigentes en varias disciplinas. Nosotros hemos lomado partido por una perspectiva ampliamente interpretativa, en la cual el ser humano es considerado poseedor de autonomía, de intencionalidad, de sociabilidad, creador de significados en sus relaciones con el entorno, adaptándose a él y recreándolo. Una perspectiva que queremos situar equidistante entre el romanticismo subjetivista y el racionalismo objetivista, pero que recoja lo mejor de ambas tradiciones.Pero quizá la conclusión más importante sea la que indicamos al final del capítulo. El problema de las relaciones hombre-ambiente puede calificarse de complejo. No nos permite instalarnos cómodamente en una sola perspectiva disciplinar y nos obliga a la exploración y al viaje. Es desde un punto de vista general el problema matriz de las ciencias humanas.Desde el reconocimiento de la centralidad del problema hemos visto la necesidad de abordar el mismo a partir de la profundización en una perspectiva específica, tarea que realizamos en el capitulo 2, el más extenso del trabajo, sobre las Aportaciones desde la Psicología Ambiental.Elegimos la psicología ambiental por diversos motivos. Posiblemente el más relevante al inicio haya sido que ésta se presenta como el "tratamiento interdisciplinar" de las relaciones del ser humano y el entorno físico. La relativa juventud de esta disciplina, así como algunas contradicciones entre el programa que ofrece y la realidad que presenta estructuran la primera parte del capítulo. La segunda parte del mismo aborda sin embargo el análisis de temas más sustantivos, la mayoría de los cuales no podrían comprenderse sin una referencia a las contradicciones antes trabajadas. En esta segunda parle hemos encontrado aportaciones valiosas, merecedoras de incorporación pedagógica inmediata, junto a cuestiones epistemológicamente discutibles.En pocas palabras, en psicología ambiental domina un planteamiento positivista que simplifica excesivamente en nuestra opinión el estudio de las relaciones entre el ser humano y el entorno físico. Sin embargo hemos encontrado también conceptos y constructos más abiertos y sugerentes, como el de "espacio personal", "sistema proxémico", "esquema socio-espacial", "escenario de conducta" e "identidad de lugar", entre otros, que permiten en nuestra opinión la comprensión sociocultural, no sólo funcional o técnica, de las relaciones de las personas con su entorno. Hemos valorado pues estas aportaciones porque es en esta textura sociocultural que creemos que la pedagogía adquiere su sentido.Así pues, pertrechados con una visión general y específica del problema de las relaciones del ser humano y su entorno físico, hemos iniciado el tercer capítulo de nuestro trabajo, sobre una Perspectiva pedagógica, Entorno físico y educación, llegamos a él pues con algunas ideas claras, pero también con el convencimiento de la especial naturaleza del problema educativo en relación a todo lo trabajado.Al igual que ha ocurrido con el trabajo en su conjunto, en nuestro trabajo sobre la perspectiva pedagógica han funcionado algunos principios organizadores. En primer lugar, una interrogación fundamenta! sable la educación ambiental, entendida como formación en relación al entorno físico. En segundo lugar, un cuestionamiento en concreto del espacio escolar, como espacio pedagógico paradigmático, y de la educación ambiental de los maestros y alumnos.A partir del establecimiento de ciertas coordenadas generales en el discurso pedagógico sobre el entorno, variado y algo disperso, hemos analizado someramente algunos de los aspectos más relevantes en la reflexión pedagógica sobre el entorno físico. No intentamos realizar un trabajo arqueológico o histórico, posible y necesario por otra parte. Preferíamos centrarnos en algunas aportaciones de carácter epistemológico, sustantivo y práctico que ejemplificaran bien la multiplicidad de abordajes posibles.Llegamos por fin a las conclusiones del trabajo. De hecho, como pueda intuirse ya, éste es de carácter eminentemente discursivo. Las conclusiones son de igual naturaleza y hemos optado abiertamente por incluirlas en el capítulo pedagógico aun cuando parcialmente pudieran ubicarse en otros capítulos.Someramente, tres son los apartados y las conclusiones principales a las que hemos llegado.En primer lugar, definir el entorno físico como objeto de estudio requiere dos puntos de vista: teórico y práctico. Ambos son por otra parte puntos de vista, miradas situadas y comprometidas, en las disciplinas humano-sociales, en las relaciones socio-profesionales. Llegamos a la conclusión de que la única definición posible generalmente válida es una definición funcional: el entorno tiene una finalidad informativa y comunicativa, a varios niveles.En segundo lugar, abordamos específicamente la perspectiva educativa sobre el entorno físico. Fundamentalmente afirmamos la idea de que el entorno físico es un factor socializador de primer orden, a menudo oculto o poco consciente. En la dialéctica de consumo y construcción de medio, incluido el entorno físico, su utilización y significado, se encuentra el meollo de toda intervención pedagógica. El tema del enlomo físico debe, por tanto, más de lo que se ha hecho hasta ahora, incorporarse firmemente en la teoría educativa así como en la intervención pedagógica.En tercer lugar, defendemos una perspectiva de la educación ambiental que considere al entorno físico construido como baza fundamental. Hace escasamente tres meses que se celebró la "Cumbre de la Tierra" en Río de Janeiro. Entonces la preocupación básica eran las relaciones del ser humano con el ambiente natural, con la Naturaleza. En una línea igualmente ecológica reivindicamos también la reflexión y las acciones educativas respecto a las relaciones del ser humano con su ambiente construido, de naturaleza sociocultural.Reflexionar sobre el propio entorno físico, sus usos y significaciones, es en el fondo reflexionar sobre uno mismo. Y acrecentar la consciencia sobre las propias determinaciones y compromisos una forma de adquirir más libertad.En este sentido, creemos que "educación ambiental" equivale a "educación para la competencia ambiental", y que incluye aspectos no sólo cognoscitivos, sino también afectivos, axiológicos y estéticos. Por ello se revela la necesidad de una pedagogía acerca del entorno construido, alguno de cuyos aspectos se han delineado en el presente trabajo.Hasta aquí el tratamiento discursivo del tema. A pesar de saber que en esta línea no habíamos acabado con él, sabíamos ya que puede construir lodo un programa o un área de conocimiento en Pedagogía, por lo que concluimos en el apartado tres del capítulo tercero tal tratamiento.Posteriormente elaboramos un trabajo de carácter empírico, a modo de apéndice, que hemos titulado Los maestros como lectores y gestores del entorno escolar. Respuestas a un "cuestionario exploratorio sobre criterios pedagógico/espaciales" en el marco de la reforma del sistema educativo, y que ofrecemos después del capítulo tercero.Los resultados de tal cuestionario, a partir de las respuestas de 26 maestros de E.G.B., nos han permitido explorar las concepciones y actitudes de este colectivo tan central como a menudo olvidado de nuestra sociedad urbana y desarrollada. Hemos localizado nuestras preguntas en el entorno físico escolar, y hemos descubierto algunos rasgos generales y otros especificas, junto a un cierto número de contradicciones. No hay que olvidar que la formación específica de los maestros en estas cuestiones es escasa. Concluimos con la afirmación, casi una reiteración, de la necesidad de formar en mayor medida a los profesionales de la educación escolar, a todos los niveles educativos, en el tema de las relaciones entre el entorno físico y la educación, como condición de eficacia y calidad docente y educativa.La pedagogía del entorno físico puede pues contribuir a formar a los formadores, proporcionándoles instrumentos de aprendizaje y modos de entrenamiento y actualización.